A veces uno se olvida de la soledad
La costumbre nos ahoga y la rutina nos condena
A veces el egoísmo nos ciega
Y las marcas del después no se borran
A veces el valor del tiempo se disipa
Cómo si de una niebla se tratase
Nadie nos debe su vida
Nadie nos presta su tiempo
Debemos recordar la soledad
Y valorar nuestra compañía
Así como las ajenas
Porque el regalo es estar
El regalo es tiempo
De poder disfrutar los pequeños placeres
Lo mundano y simple
Lo tangible y lo que no
La tristeza, la esperanza, la alegría
Los libros, las películas, los paisajes...